AlcaláDigital
18 de septiembre de 2014

 


La reina Letizia defiende el periodismo que Bello persigue

 
   
 
 
         

 
 

Ignacio Sanchez. AlcaláDigital.- El pasado lunes la reina doña Letizia Ortiz hizo entrega en el Senado del premio de periodismo parlamentario. En su alocución dejó constancia que era para : agradecer su tarea a todos esos periodistas “valientes” que “dicen no”, que “se plantan” y “mantienen la independencia”.
A esos periodistas que protegen el oficio y lo miman a base de seriedad, rigor y verdad. Esos periodistas que siguen creyendo en  el periodismo que protegen el oficio y lo miman a base de seriedad, rigor y verdad. Esos periodistas que siguen creyendo en el periodismo, en la crónica reposada y analítica, que siguen pensando que ser el primero en contarlo es sinónimo de ser el que mejor lo cuenta, esos que pretenden devolver a la información su verdadero valor”.


Estas palabras de la reina, desgraciadamente están fuera de la democracia que imparte el alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello.


Afortunadamente para los alcalaínos está a escasos meses de dejar la alcaldía y retornar a su puesto de trabajo en el BBVA.


La libertad de prensa y la libertad de opinión es algo que siempre ha molestado a nuestros políticos sean del color que sean, la prensa objetiva y crítica con el poder siempre les ha resultado incómoda. Pero afortunadamente la labor de esa prensa independiente y crítica es la que ha sabido llegar al ciudadano y ser transmisora de los abusos del poder.


Alcalá de Henares ha visto como desde que se implantó la democracia han surgido revistas, periódicos o digitales que han mantenido esa esencia que la Reina alabó en su comparecencia en el Senado. Sin embargo esos medios informativos dejaron de existir o subsisten precisamente con la voluntad de dar a su oficio el rigor que requiere sin atender a los chantajes municipales para hacer glosa de los fracasos cosechados del alcalde de turno. En este caso de Javier Bello sin duda el peor edil que la ciudad complutense ha tenido en estos años de democracia.


Es pronto para hacer leña del árbol caído, cuando precisamente ese árbol ni tiene apuntalamiento, ni cuenta con el abono necesario de mantenimiento.
En el PP de Madrid, son conscientes de que en las próximas elecciones municipales si quieren conseguir un número determinado de concejales tienen que cambiar la cara y el modo de sus dirigentes actuales.
Realmente lo tienen difícil, por no decir imposible. Alcalá de Henares cuenta de la inanición de sus  munícipes que quieren revertir en logros el fracaso de su gestión.


Para el PP el mapa de Alcalá es el de Cisneros, aquel de finales del siglo XV. El resto no existe, no lo conocen. Javier Bello conoce mejor el final de la vuelta a España, que una esquina de la Rinconada, de Espartales o de La Chana. Le da igual, presume de reducir deuda, cuando ha sido el Señor Montoro el que les ha rebajado los sueldos y por contraprestación a reducido la carga económica al ayuntamiento.
Pero para esto munícipes hipócritas el peor enemigo es el mensajero, es decir el periodista, aquel que no emite panegíricos de las actuaciones del señor alcalde.


El periodismo es una gran profesión, ilusionante, de sacrificio, donde se requiere veracidad y precisión. Obtener los hechos con exactitud es un principio cardinal del periodismo. Siempre debemos luchar por la precisión, dar a todos los hechos pertinentes que tenemos y garantizar que han sido verificados.
Los periodistas debemos ser las voces independientes, no debemos actuar, formal o informalmente, en nombre de intereses específicos, ya sean políticos, empresariales o culturales.


Debemos tener el don de la equidad e imparcialidad, así como el de la responsabilidad hacia nuestra audiencia.


Un código parecido al que se refirió la Reina doña Letizia en el Senado y que Javier Bello, alcalde de Alcalá de Henares ignora.
Es conocido que en su plática de “El papel lo aguanta todo”, la Constitución podría entrar en sus desafortunados comentarios, sobre todo en lo referente a la libertad de prensa. Javier Bello como buen franquista prefiere premiar a esa prensa corrupta que está fuera de las palabras de la reina. Esa prensa que se envilece aceptando prerrogativas para ensalzar las lindezas de su amo. Pero esa prensa nunca representará al periodismo que engrandece con sus palabras la reina doña Letizia.

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